En las próximas elecciones, no es irracional anticipar el triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS). Más aún, si analizamos aspectos coyunturales como el fracaso de las políticas de salud para enfrentar la pandemia, la crisis económica agudizada por la epidemia, la paralización y desmantelamiento de las principales empresas estatales, los groseros actos de corrupción que, a costa de enfermos y moribundos, involucra a la actual élite gobernante, el espurio origen del Gobierno –que surge de un golpe–, las masacres, la persecución política y un largo etcétera que nos permite deducir que en esta contienda electoral la única organización política que cuenta con un proyecto político económico viable, una amplia base popular y un candidato con experiencia que irradia esperanza de mejores días para los bolivianos es el MAS y su candidato Luis arce Catacora.
Sin embargo, la derecha más reaccionaria en nuestro país, que incluye al Gobierno, comités cívicos y los sectores fascistas y racistas de la élite empresarial, conspiran para evitar que estas elecciones se realicen. Pues reconocen la inviabilidad de acceder democráticamente al Estado por no contar con suficiente apoyo popular. Para ello, inescrupulosamente utilizan variables como el golpe o autogolpe de Estado, la justicia, intentando inhabilitar siglas o candidatos o el chantaje del coronavirus. Además, estos sectores saben que el nuevo Gobierno (por exigencia popular) estará en la obligación de efectuar juicios de responsabilidades, por la alteración del orden democrático, genocidio y otros delitos de lesa humanidad. Capítulo aparte será la agilización de los delitos penales por los numerosos y descarados actos de corrupción realizados por el actual entorno gubernamental.
Sin embargo, independiente de las aspiraciones golpistas de algunos grupos que intentan impedir las elecciones, la crisis está provocado un descontento generalizado y movilizaciones populares que tiene la finalidad de recuperar una democracia plena y efectiva. Es más, en medio de las contradicciones internas de los sectores derechistas, su dirigencia más lúcida previendo un mayor desgaste del Gobierno (que igualmente los incluiría dada su complicidad y participación en el golpe), se desmarcan y también plantean el llamado a elecciones nacionales.
Crítica al interior del MAS
Pese al tiempo, no tenemos de parte de Evo Morales, de su entorno gubernamental, de la dirigencia de los sectores sociales o de la militancia del MAS un análisis crítico reflexivo de las causas estructurales del golpe cívico-militar-empresarial, que ocasionó la ruptura del proceso democrático en nuestro país. Hasta ahora, no se ha reflexionado cómo un gobierno como el de Evo Morales, con apoyo popular, con reconocimiento internacional, con un modelo económico exitoso, con una fuerte estructura partidaria, pese a los fuertes indicios de golpe, hubiese sido desplazado del Estado y la Casa Grande del Pueblo sin resistencia, sin respaldo popular y en medio de una total orfandad.
Las especulaciones sobre las causas internas que fortalecieron el golpe, son variadas y oscilan desde la incorporación al Estado de exfuncionarios de oposición, derechización y traición de altas autoridades de Gobierno, anulación y desplazamiento de los sectores sociales, ingenuidad en la política exterior, agotamiento del modelo económico, pérdida del horizonte revolucionario, permisibilidad ante la corrupción, falta de ideologización de la militancia, burocratización del servilismo, entre otras. Las causas externas, como el apoyo material de la embajada americana, brasilera y de organismos sin credibilidad como la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros, también fueron parte del complot desestabilizador.
Con estos antecedentes, la reflexión que planteamos es: ¿qué garantía tienen los sectores populares que el futuro gobierno del MAS, ahora con Arce Catacora, no repita los errores cometido por el de Evo Morales y reeditemos en corto plazo una crisis de consecuencias más funestas que la ocasionada en noviembre pasado? Nuestra preocupación aumenta cuando vemos que el futuro gobierno del MAS heredará con mayor rigurosidad la crisis económica, la pandemia, el desmantelamiento del aparato productivo y la disminución de ingresos de nuestros productos de exportación. Además, que como Estado tendrían la obligación de cumplir los compromisos sociales y honrar las obligaciones con los organismos financieros internacionales, aspecto que entorpecerían futuras inversiones que obstaculizarían el crecimiento económico del país.
La principal fortaleza del gobierno de Evo Morales, que permitió implementar políticas en favor del Estado y los sectores populares y también enfrentar distintas arremetidas de la derecha, fue la capacidad movilizadora, aglutinadora y dirigencial del sector campesino. Esta capacidad, en el último periodo de Morales, no se percibió, pues la Csutcb, como máxima dirección de este importante sector social, ha perdido su preponderancia política, su liderazgo en otros sectores y su efectividad en la movilización.
La acumulación de votos para lograr un triunfo electoral es importante. Sin embargo, no es suficiente si ese apoyo no tiene un claro contenido ideológico y sea resultado del trabajo en la organización y articulación de diferentes sectores sociales que hagan suyo un proyecto de vida y un programa económico que interprete estratégicamente sus aspiraciones e intereses.
En este contexto, el MAS nuevamente en función de gobierno, deberá aplicar en lo económico un programa revolucionario, que potencie las empresas estratégicas estatales, que impulse la industrialización y tecnificación, que regule las principales estructuras económicas privadas, que amplié las carreteras, que fomente el turismo, el consumo interno y la producción del agro, que expulse y depure algunas estructuras corrupta y tenga claridad ideológica, entonces sí tendrá casi asegurado el apoyo popular y el éxito de las medidas aplicadas.
En el campo ideológico, el nuevo gobierno deberá completar las tareas inconclusas que son importantes para consolidar el Estado Plurinacional. La sociedad en su conjunto ha tenido nefastas experiencias en áreas como el de la justicia, la educación y la salud, por lo que estos sectores deberán ser reformados en su totalidad.
Unos de los errores del gobierno de Evo Morales (factor principal de su derrocamiento) fue no haber modificado las instituciones encargadas de la seguridad del Estado nacional (FFAA y la Policía Nacional). El nuevo gobierno deberá buscar mecanismos que posibiliten reformar estructuralmente su misión, visión, objetivos, evitando así que, en el futuro mediato, estas instituciones transgredan nuevamente el ordenamiento constitucional vigente.
La experiencia con el actual gobierno ha sido traumatizante, la adhesión de capas medias citadinas y de sectores populares desideologizados a concepciones neoliberales ha ocasionado que en pocas semanas nos encontramos en medio de una crisis económica sin precedente.
En este contexto, de acceder nuevamente al gobierno, el MAS (previa autocritica), reconociendo y superando errores y debilidades, tendrá el imperativo histórico de levantar una economía en ruinas e implementar el modelo económico social alternativo que demuestre la superioridad de una economía productiva y comunitaria. El desafío es grande, pero el MAS cuenta con la lealtad de un pueblo que le otorga su confianza para que nuevamente conduzca los destinos de la patria. Pero esta vez, con un nuevo liderazgo: Luis Arce Catacora.
Fuente: Por Dante Castillo Gutiérrez, en la época
¡Buen artículo! Pero precisamente la última frase es reeepreocupante: «con un nuevo liderazgo: Luis Arce Catacora».
Este mismo personaje se autodeclaró neoliberal y estaba con el MNR en los tiempos de Sánchez de Lozada.
¿Qué podemos esperar de él?
¿Tenemos otra alternativa por el momento?
Siempre busco informaciones, análisis, opiniones. Así llegue a su web. Es interesante, pero tenemos que hacer más propuestas.