No nos dejemos engañar por afirmaciones tales que “¡La democracia está en peligro!” o “¡Los indios están subvirtiendo el orden!”.
Porque quiénes están destruyendo la democracia son un gobierno que tiene un 83% por ciento de desaprobación, unas instituciones y empresas corruptas que desoyen las necesidades de la inmensa mayoría de los ecuatorianos y una fuerza policial y militar que atropella los derechos humanos y constitucionales de los manifestantes. Por eso la Constitución reconoce el derecho a la resistencia y a las manifestaciones pacíficas de los que reclaman un cambio de rumbo y la salida de un presidente que atropella a su propio pueblo por imponer un modelo de organización nacional que empobrece a las personas, se olvida del bien común de la nación, desbarata la convivencia social y destruye la naturaleza. La política es la más noble actividad de los seres humanos, porque su objetivo es la organización armoniosa y consensuada de los ciudadanos. La economía es la organización equitativa de la repartición de los bienes y servicios de una nación.
Los reclamos de los indígenas organizados nacionalmente en la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) se enmarcan en un diálogo rechazado reiteradamente por un gobierno que se autoproclama falsamente “del encuentro”, que los califica injustamente de vándalos, delincuentes y terroristas y que los reprime causando más hambre, numerosos heridos y presos, y cuatro muertos. El levantamiento de los indígenas lleva ya 10 días y se ha generalizado en todas las provincias del país, incluyendo las Islas Galápagos, y todas las clases sociales, menos el puñado de familias que sólo conocen la dominación, la explotación, la manipulación y la represión.
Los gritos por un cambio de sistema político y económico ahora son unánimes, más allá de todas las mayorías absolutas. La democracia ahogada por los últimos años de dos gobiernos indolentes se expresa en las carreteras, las calles y las plazas de nuestro país y debe ser oída y respetada, porque se trata de respetar y fomentar los derechos básicos de todos los seres humanos. […]
Fuente: Pedro Pierre en Rebelión
Siempre NOSOTROS, los pueblos originarios, luchamos por nuestros derechos y a consecuencia a los de la humanidad.
vea también:
https://rebelion.org/disputa-en-torno-a-instituciones-culturales/