Un hincha inglés de ojos azules y pelo rubio coreó «libertad para Palestina» en un canal israelí, durante una emisión en directo. Este incidente fue como un rayo contra la Ocupación y sus partidarios, mientras que la decepción era evidente en las expresiones faciales del presentador.
Aunque no se emitió en la BBC ni en ninguna de las cadenas mundialmente famosas, la escena tuvo una gran repercusión en todo el mundo, y se difundió ampliamente y con mayor influencia en las plataformas de las redes sociales.
Esta escena, que no superó los pocos segundos, esconde tras de sí muchos detalles relativos a la interacción popular global con la cuestión y confirma la superioridad de la narrativa palestina sobre la de la Ocupación, además de poner de relieve el fuerte efecto de la Copa del Mundo de Qatar a la hora de realzar este concepto y hacer de los cánticos a favor de Palestina, así como de izar su bandera, una característica general de este torneo.
El contagioso rechazo a ser entrevistados por los canales israelíes por parte de los hinchas de Brasil, Japón y otros equipos es la mayor prueba del espíritu que prevaleció en la Copa del Mundo de Qatar, y del impacto causado por el entusiasmo de los hinchas árabes al expresar su pertenencia a Palestina, hasta el punto de que ésta se convirtió, como la describió un periódico brasileño, en el trigésimo tercer equipo de este torneo mundial del deporte más popular y masivo.
La ilusión que dominaba la corriente normalizadora emanaba de cuentas falsas en las plataformas de las redes sociales. Esta ilusión les impulsó a mentir y a creerse luego su mentira. Además, creen que hay una corriente real que les acompaña mientras que, en realidad, no es más que un espejismo que el sediento ve como agua y, tras alcanzarla, no encuentra nada; más bien, encontró una nación que puso a Al-Quds como su única brújula.
Una vez más, el asunto no es un mero juego o un deporte al que se juega. Más bien, se ha convertido en un termómetro que indica la conexión de la nación con sus asuntos centrales. Incluso si su voz se desvanece a veces, como resultado de la opresión y la brutalidad del poder, pronto se alza en apoyo de Al-Quds, expresando unidad y solidaridad en cuanto encuentra una oportunidad para hacerlo.
Un hincha inglés de ojos azules y pelo rubio coreó «libertad para Palestina» en un canal israelí, durante una emisión en directo. Este incidente fue como un rayo contra la Ocupación y sus partidarios, mientras que la decepción era evidente en las expresiones faciales del presentador.
Aunque no se emitió en la BBC ni en ninguna de las cadenas mundialmente famosas, la escena tuvo una gran repercusión en todo el mundo, y se difundió ampliamente y con mayor influencia en las plataformas de las redes sociales.
Esta escena, que no superó los pocos segundos, esconde tras de sí muchos detalles relativos a la interacción popular global con la cuestión y confirma la superioridad de la narrativa palestina sobre la de la Ocupación, además de poner de relieve el fuerte efecto de la Copa del Mundo de Qatar a la hora de realzar este concepto y hacer de los cánticos a favor de Palestina, así como de izar su bandera, una característica general de este torneo.
El contagioso rechazo a ser entrevistados por los canales israelíes por parte de los hinchas de Brasil, Japón y otros equipos es la mayor prueba del espíritu que prevaleció en la Copa del Mundo de Qatar, y del impacto causado por el entusiasmo de los hinchas árabes al expresar su pertenencia a Palestina, hasta el punto de que ésta se convirtió, como la describió un periódico brasileño, en el trigésimo tercer equipo de este torneo mundial del deporte más popular y masivo.
La ilusión que dominaba la corriente normalizadora emanaba de cuentas falsas en las plataformas de las redes sociales. Esta ilusión les impulsó a mentir y a creerse luego su mentira. Además, creen que hay una corriente real que les acompaña mientras que, en realidad, no es más que un espejismo que el sediento ve como agua y, tras alcanzarla, no encuentra nada; más bien, encontró una nación que puso a Al-Quds como su única brújula.
Una vez más, el asunto no es un mero juego o un deporte al que se juega. Más bien, se ha convertido en un termómetro que indica la conexión de la nación con sus asuntos centrales. Incluso si su voz se desvanece a veces, como resultado de la opresión y la brutalidad del poder, pronto se alza en apoyo de Al-Quds, expresando unidad y solidaridad en cuanto encuentra una oportunidad para hacerlo.
Fuente: Adnan Hmidan en Monitor de Oriente