«Los objetivos revolucionarios se olvidaron»

Entrevista con el analista político Antonio Abal

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”

De un tiempo a esta parte se ha tornado cada vez más confuso comprender lo que ocurre internamente en Bolivia. De ser un ejemplo para una franja del progresismo radical latinoamericano, hoy su curso político, social y económico resulta opaco. Pero el silencio andino se rompe con argumentos y sentido.

Antonio Abal es un periodista y analista boliviano, habitualmente requerido por diversos medios de comunicación locales e internacionales. A él se acudió para conocer cuáles son las claves para entender los acontecimientos en su país.

– ¿Qué pasa políticamente en Bolivia?

“Para responder a esta pregunta es necesario tomar en cuenta la ‘forma primordial’ de la estructura social boliviana. Esta ‘forma primordial’ tiene que ver con la formación del Estado colonial y su modo de dominio que se mantiene hasta nuestros días. La característica del Estado colonial tiene que ver con una estructura jerarquizada, racista, patriarcal y profundamente religiosa, y con oligarquías regionales. Sobre esa sistema se fundó el Estado-nación Bolivia, fundación realizada por los hijos de los que manejaban los nichos de poder colonial.  Entonces, a lo largo de nuestra historia, estas elites herederas de la colonia se turnaron en el ejercicio del poder político, con estallidos o pulsiones de la fuerza popular e indígena como en las incontables rebeliones indígenas, las huelgas mineras, que lograron cambios fundamentales en el año 1952, aunque manteniendo los rasgos generales del Estado colonial. Ya en el siglo XXI emerge una fuerza popular en la ‘guerra del agua’, derrotando las políticas neoliberales privatizadoras y el año 2003, con la ‘guerra del gas’, se puso fin a los gobiernos neoliberales. En ese escenario el MAS-IPSP, que vino de una larga gestación en el seno del movimiento de pueblos originarios, ganó las elecciones del año 2005 con un presidente indígena.   

Los sectores tradicionales, desplazados del poder político, maquinaron una serie de eventos para terminar con el gobierno de Evo Morales, cosa que lograron el año 2019, luego de una larga tarea de infiltración al MAS y al desgaste personal de Evo Morales a través de sus medios de comunicación.

Una vez recuperada la democracia, en 2020, la derecha continuó con la estrategia de anular la fuerza política de los pueblos originarios y sectores populares, mediante el accionar de ‘topos’ que ya que tenía instalados en lugares claves del gobierno y que se ocuparon de las tareas de dividir, primero a la organización política y después al movimiento de pueblos originarios.

La forma que adquiere esta lucha por aniquilar la potencia política de los pueblos originarios, aparece y se posiciona como una pelea de liderazgos, justamente para debilitar la imagen política de Evo Morales. Resultado de toda esta estrategia, hoy existe ‘oficialmente’ un MAS que no responde ya al mando de Evo Morales, legalmente. Evo Morales no tiene partido.”

– ¿Qué ocurre en el ámbito socio económico?

“El gobierno golpista de Áñez destrozó la economía, permitiendo un saqueo por parte de quienes fueron miembros de su gabinete y haciendo quebrar empresas públicas. A ello es preciso añadir el período del COVID, entonces el nuevo gobierno democrático realizó esfuerzos para estabilizar la economía, intento que no tuvo éxito. Perdimos el mercado del gas en la Argentina y con esto ingresos de divisas necesarias para las políticas de subvenciones, especialmente de los carburantes. La escasez de carburantes ocasionó el alza de los precios de los productos básicos y no existe ninguna medida que pueda controlar la especulación de bienes como el arroz, la harina, verduras y menos de los importados.

Actualmente las manifestaciones callejeras tienen que ver con esa demanda, que no ha podido ser canalizada y llevada al plano político debido a la debilidad de organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB), que antes era la articuladora de las demandas populares. Hoy la COB ha desaparecido del escenario político.”

– ¿Qué fuerzas están en pugna?

“Producto de un paulatino debilitamiento de las fuerzas populares, que fueron cooptadas por actividades gubernamentales y una estrategia estrictamente electoral, hoy tenemos un movimiento popular despolitizado y desideologizado, que se limita a aferrarse a la figura personal de líderes políticos. Los programas y objetivos revolucionarios han quedado olvidados.

Por otra parte la derecha, que nunca descansa, se encuentra en una actividad muy concentrada en restablecer el ‘antiguo régimen’; es decir, la política tradicional boliviana ligada a las élites económicas, con una variedad de partidos que representan los intereses concretos de las diferentes oligarquías regionales de Bolivia.

La ‘izquierda’ marxista ha desaparecido del escenario político y los actuales grupos políticos de izquierda tienen presencia subsumida en el MAS ‘oficialista’, así como en el llamado “Evismo”. En ambos casos no logran influir de manera decisiva en las estrategias y acción política.”

– ¿Qué papel juegan los movimientos sociales, indígenas y populares?

“La división en todas las estructuras orgánicas ha disminuido la potencia revolucionaria de los movimientos de pueblos originarios y sectores populares, ya que se han incorporado a la práctica tradicional política, acentuando el interés particular y familiar, consolidando de esta manera el burocratismo clientelar como forma de actividad política.

– El imperialismo estadounidense,¿qué rol tiene en la coyuntura?

“Sin lugar a ninguna duda, en este escenario de divisiones y desplazamientos se encuentra la mano de EEUU. Lo que ocurre en Bolivia y en gran parte del continente no es nada más que la guerra geopolítica de EEUU que hoy ya no nos invade con marines, sino que se apodera de nuestros cerebros, y frente a este tipo de agresión estamos realmente desarmados, ya que la desideologización de la sociedad boliviana, implementada durante 20 años por el neoliberalismo, no ha tenido una contraofensiva durante el gobierno de Evo Morales. El ‘cambio cultural’ es el instrumento perverso de agresión que se está imponiendo en nuestro continente.”

– ¿Cuál es la perspectiva de las fuerzas anticapitalistas y guevarianas en medio de la crisis?

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”   

Entrevista con el analista político Antonio Abal

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”

De un tiempo a esta parte se ha tornado cada vez más confuso comprender lo que ocurre internamente en Bolivia. De ser un ejemplo para una franja del progresismo radical latinoamericano, hoy su curso político, social y económico resulta opaco. Pero el silencio andino se rompe con argumentos y sentido.

Antonio Abal es un periodista y analista boliviano, habitualmente requerido por diversos medios de comunicación locales e internacionales. A él se acudió para conocer cuáles son las claves para entender los acontecimientos en su país.

– ¿Qué pasa políticamente en Bolivia?

“Para responder a esta pregunta es necesario tomar en cuenta la ‘forma primordial’ de la estructura social boliviana. Esta ‘forma primordial’ tiene que ver con la formación del Estado colonial y su modo de dominio que se mantiene hasta nuestros días. La característica del Estado colonial tiene que ver con una estructura jerarquizada, racista, patriarcal y profundamente religiosa, y con oligarquías regionales. Sobre esa sistema se fundó el Estado-nación Bolivia, fundación realizada por los hijos de los que manejaban los nichos de poder colonial.  Entonces, a lo largo de nuestra historia, estas elites herederas de la colonia se turnaron en el ejercicio del poder político, con estallidos o pulsiones de la fuerza popular e indígena como en las incontables rebeliones indígenas, las huelgas mineras, que lograron cambios fundamentales en el año 1952, aunque manteniendo los rasgos generales del Estado colonial. Ya en el siglo XXI emerge una fuerza popular en la ‘guerra del agua’, derrotando las políticas neoliberales privatizadoras y el año 2003, con la ‘guerra del gas’, se puso fin a los gobiernos neoliberales. En ese escenario el MAS-IPSP, que vino de una larga gestación en el seno del movimiento de pueblos originarios, ganó las elecciones del año 2005 con un presidente indígena.   

Los sectores tradicionales, desplazados del poder político, maquinaron una serie de eventos para terminar con el gobierno de Evo Morales, cosa que lograron el año 2019, luego de una larga tarea de infiltración al MAS y al desgaste personal de Evo Morales a través de sus medios de comunicación.

Una vez recuperada la democracia, en 2020, la derecha continuó con la estrategia de anular la fuerza política de los pueblos originarios y sectores populares, mediante el accionar de ‘topos’ que ya que tenía instalados en lugares claves del gobierno y que se ocuparon de las tareas de dividir, primero a la organización política y después al movimiento de pueblos originarios.

La forma que adquiere esta lucha por aniquilar la potencia política de los pueblos originarios, aparece y se posiciona como una pelea de liderazgos, justamente para debilitar la imagen política de Evo Morales. Resultado de toda esta estrategia, hoy existe ‘oficialmente’ un MAS que no responde ya al mando de Evo Morales, legalmente. Evo Morales no tiene partido.”

– ¿Qué ocurre en el ámbito socio económico?

“El gobierno golpista de Áñez destrozó la economía, permitiendo un saqueo por parte de quienes fueron miembros de su gabinete y haciendo quebrar empresas públicas. A ello es preciso añadir el período del COVID, entonces el nuevo gobierno democrático realizó esfuerzos para estabilizar la economía, intento que no tuvo éxito. Perdimos el mercado del gas en la Argentina y con esto ingresos de divisas necesarias para las políticas de subvenciones, especialmente de los carburantes. La escasez de carburantes ocasionó el alza de los precios de los productos básicos y no existe ninguna medida que pueda controlar la especulación de bienes como el arroz, la harina, verduras y menos de los importados.

Actualmente las manifestaciones callejeras tienen que ver con esa demanda, que no ha podido ser canalizada y llevada al plano político debido a la debilidad de organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB), que antes era la articuladora de las demandas populares. Hoy la COB ha desaparecido del escenario político.”

– ¿Qué fuerzas están en pugna?

“Producto de un paulatino debilitamiento de las fuerzas populares, que fueron cooptadas por actividades gubernamentales y una estrategia estrictamente electoral, hoy tenemos un movimiento popular despolitizado y desideologizado, que se limita a aferrarse a la figura personal de líderes políticos. Los programas y objetivos revolucionarios han quedado olvidados.

Por otra parte la derecha, que nunca descansa, se encuentra en una actividad muy concentrada en restablecer el ‘antiguo régimen’; es decir, la política tradicional boliviana ligada a las élites económicas, con una variedad de partidos que representan los intereses concretos de las diferentes oligarquías regionales de Bolivia.

La ‘izquierda’ marxista ha desaparecido del escenario político y los actuales grupos políticos de izquierda tienen presencia subsumida en el MAS ‘oficialista’, así como en el llamado “Evismo”. En ambos casos no logran influir de manera decisiva en las estrategias y acción política.”

– ¿Qué papel juegan los movimientos sociales, indígenas y populares?

“La división en todas las estructuras orgánicas ha disminuido la potencia revolucionaria de los movimientos de pueblos originarios y sectores populares, ya que se han incorporado a la práctica tradicional política, acentuando el interés particular y familiar, consolidando de esta manera el burocratismo clientelar como forma de actividad política.

– El imperialismo estadounidense,¿qué rol tiene en la coyuntura?

“Sin lugar a ninguna duda, en este escenario de divisiones y desplazamientos se encuentra la mano de EEUU. Lo que ocurre en Bolivia y en gran parte del continente no es nada más que la guerra geopolítica de EEUU que hoy ya no nos invade con marines, sino que se apodera de nuestros cerebros, y frente a este tipo de agresión estamos realmente desarmados, ya que la desideologización de la sociedad boliviana, implementada durante 20 años por el neoliberalismo, no ha tenido una contraofensiva durante el gobierno de Evo Morales. El ‘cambio cultural’ es el instrumento perverso de agresión que se está imponiendo en nuestro continente.”

– ¿Cuál es la perspectiva de las fuerzas anticapitalistas y guevarianas en medio de la crisis?

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”   

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”

De un tiempo a esta parte se ha tornado cada vez más confuso comprender lo que ocurre internamente en Bolivia. De ser un ejemplo para una franja del progresismo radical latinoamericano, hoy su curso político, social y económico resulta opaco. Pero el silencio andino se rompe con argumentos y sentido.

Antonio Abal es un periodista y analista boliviano, habitualmente requerido por diversos medios de comunicación locales e internacionales. A él se acudió para conocer cuáles son las claves para entender los acontecimientos en su país.

– ¿Qué pasa políticamente en Bolivia?

“Para responder a esta pregunta es necesario tomar en cuenta la ‘forma primordial’ de la estructura social boliviana. Esta ‘forma primordial’ tiene que ver con la formación del Estado colonial y su modo de dominio que se mantiene hasta nuestros días. La característica del Estado colonial tiene que ver con una estructura jerarquizada, racista, patriarcal y profundamente religiosa, y con oligarquías regionales. Sobre esa sistema se fundó el Estado-nación Bolivia, fundación realizada por los hijos de los que manejaban los nichos de poder colonial.  Entonces, a lo largo de nuestra historia, estas elites herederas de la colonia se turnaron en el ejercicio del poder político, con estallidos o pulsiones de la fuerza popular e indígena como en las incontables rebeliones indígenas, las huelgas mineras, que lograron cambios fundamentales en el año 1952, aunque manteniendo los rasgos generales del Estado colonial. Ya en el siglo XXI emerge una fuerza popular en la ‘guerra del agua’, derrotando las políticas neoliberales privatizadoras y el año 2003, con la ‘guerra del gas’, se puso fin a los gobiernos neoliberales. En ese escenario el MAS-IPSP, que vino de una larga gestación en el seno del movimiento de pueblos originarios, ganó las elecciones del año 2005 con un presidente indígena.   

Los sectores tradicionales, desplazados del poder político, maquinaron una serie de eventos para terminar con el gobierno de Evo Morales, cosa que lograron el año 2019, luego de una larga tarea de infiltración al MAS y al desgaste personal de Evo Morales a través de sus medios de comunicación.

Una vez recuperada la democracia, en 2020, la derecha continuó con la estrategia de anular la fuerza política de los pueblos originarios y sectores populares, mediante el accionar de ‘topos’ que ya que tenía instalados en lugares claves del gobierno y que se ocuparon de las tareas de dividir, primero a la organización política y después al movimiento de pueblos originarios.

La forma que adquiere esta lucha por aniquilar la potencia política de los pueblos originarios, aparece y se posiciona como una pelea de liderazgos, justamente para debilitar la imagen política de Evo Morales. Resultado de toda esta estrategia, hoy existe ‘oficialmente’ un MAS que no responde ya al mando de Evo Morales, legalmente. Evo Morales no tiene partido.”

– ¿Qué ocurre en el ámbito socio económico?

“El gobierno golpista de Áñez destrozó la economía, permitiendo un saqueo por parte de quienes fueron miembros de su gabinete y haciendo quebrar empresas públicas. A ello es preciso añadir el período del COVID, entonces el nuevo gobierno democrático realizó esfuerzos para estabilizar la economía, intento que no tuvo éxito. Perdimos el mercado del gas en la Argentina y con esto ingresos de divisas necesarias para las políticas de subvenciones, especialmente de los carburantes. La escasez de carburantes ocasionó el alza de los precios de los productos básicos y no existe ninguna medida que pueda controlar la especulación de bienes como el arroz, la harina, verduras y menos de los importados.

Actualmente las manifestaciones callejeras tienen que ver con esa demanda, que no ha podido ser canalizada y llevada al plano político debido a la debilidad de organizaciones como la Central Obrera Boliviana (COB), que antes era la articuladora de las demandas populares. Hoy la COB ha desaparecido del escenario político.”

– ¿Qué fuerzas están en pugna?

“Producto de un paulatino debilitamiento de las fuerzas populares, que fueron cooptadas por actividades gubernamentales y una estrategia estrictamente electoral, hoy tenemos un movimiento popular despolitizado y desideologizado, que se limita a aferrarse a la figura personal de líderes políticos. Los programas y objetivos revolucionarios han quedado olvidados.

Por otra parte la derecha, que nunca descansa, se encuentra en una actividad muy concentrada en restablecer el ‘antiguo régimen’; es decir, la política tradicional boliviana ligada a las élites económicas, con una variedad de partidos que representan los intereses concretos de las diferentes oligarquías regionales de Bolivia.

La ‘izquierda’ marxista ha desaparecido del escenario político y los actuales grupos políticos de izquierda tienen presencia subsumida en el MAS ‘oficialista’, así como en el llamado “Evismo”. En ambos casos no logran influir de manera decisiva en las estrategias y acción política.”

– ¿Qué papel juegan los movimientos sociales, indígenas y populares?

“La división en todas las estructuras orgánicas ha disminuido la potencia revolucionaria de los movimientos de pueblos originarios y sectores populares, ya que se han incorporado a la práctica tradicional política, acentuando el interés particular y familiar, consolidando de esta manera el burocratismo clientelar como forma de actividad política.

– El imperialismo estadounidense,¿qué rol tiene en la coyuntura?

“Sin lugar a ninguna duda, en este escenario de divisiones y desplazamientos se encuentra la mano de EEUU. Lo que ocurre en Bolivia y en gran parte del continente no es nada más que la guerra geopolítica de EEUU que hoy ya no nos invade con marines, sino que se apodera de nuestros cerebros, y frente a este tipo de agresión estamos realmente desarmados, ya que la desideologización de la sociedad boliviana, implementada durante 20 años por el neoliberalismo, no ha tenido una contraofensiva durante el gobierno de Evo Morales. El ‘cambio cultural’ es el instrumento perverso de agresión que se está imponiendo en nuestro continente.”

– ¿Cuál es la perspectiva de las fuerzas anticapitalistas y guevarianas en medio de la crisis?

“Los núcleos de resistencia y de autocrítica de la izquierda son muy pequeños. El mismo Movimiento Guevarista ha sido fraccionado. Los militantes de izquierda que se encuentran al interior del MAS, tanto en el gobierno como en la oposición (Evistas) reducen su rol y perspectivas exclusivamente al ámbito electoral. Hasta la fecha no existe una propuesta de horizonte; un rumbo verazmente revolucionario que debe guiar a los movimientos sociales para terminar con el Estado colonial.”

Fuente: Andrés Figueroa Cornejo en rebelion.org   

One comment

  1. bastante bien tu análisis, cro. Andrés.
    los bolivianos seguimos como ovejas al ritmo de los invasores, los capitalistas, imperialistas. ¡nos hemos olvidado del ritmo del pachakuti!
    ¡tenemos que sacudir a nuestras autoridades!

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