Por: CESAR USCAMAYTA, 17 de marzo de 2020
No somos Europa ni China, en lugar de actuar de acuerdo a nuestra
realidad, el gobierno central y las gobernaciones han adoptado medidas
severas de restricción y aislamiento tal como si fuéramos ciudadanos del
primer mundo. La verdad es que la gran mayoría de los pobladores de
nuestro país viven al día y llenan las calles con la venta de diversos
productos, que sin la actividad económica regular, se los está
condenando a morir y no de coronavirus, sino de hambre o inanición.
Frente a la actual pandemia, la humanidad se encuentra ante un dilema: o
se esfuerza por cuidar las relaciones económicas, privilegiando a las
minorías adineradas, o se empeña por salvar la vida de toda la sociedad,
incluyendo a los sectores más pobres, campesinos y trabajadores en
general.
Los Estados de todos los países se hicieron de la vista gorda ante la
aparición del coronavirus (COVID -19) y sólo cuando su propagación
parecía incontrolable, los gobiernos dirigieron recién sus medidas a
salvaguardar a las personas y contener el avance exponencial de la
enfermedad. Los poderes mundiales no tiemblan por la pandemia tanto como
por el miedo al colapso económico-financiero. Estamos ante un nuevo
crack global mayor en dimensión y envergadura que el del año 1929, por
eso los Estados tienden a actuar con mayor brutalidad frente a las
necesidades de las mayorías pobres y ante la imposibilidad de resolver
los agudos problemas sociales y de salud.
La medicina en general, en nuestra sociedad, esta entregada totalmente a
la ganancia privada. El control del territorio y la restricción de la
libertad son las únicas medidas que, sin embargo, no garantizan una
solución al problema. Se ordena cuarentenas, pero no se encara los
verdaderos problemas: falta de alimentos, deudas y provisión de
servicios para que la familia aislada sobreviva en ese periodo, librada a
su suerte, sin recursos, ni asistencia médica. Se cierran las escuelas,
las universidades, los mercados, se prohíben los viajes, dejando a
muchos sectores sin la posibilidad de generar ingresos. Al mismo tiempo,
la emergencia provoca el alza de precios con lo que se empobrece más a
la población.
Las mezquinas relaciones del dinero nos han vuelto individualistas
extremados, por eso se ve cómo las personas actúan instintivamente,
comprando todas las provisiones existentes en las tiendas y bloqueando
los hospitales para la atención de los infectados. Si la pandemia
permanece en el tiempo estas reacciones instintivas serán muy
perjudiciales, puesto que no todos estamos en condiciones de abastecer
la despensa, porque somos pobres, muchos no tenemos una casa propia y
vivimos al día.
El pueblo organizado y coordinado es la única garantía para la
sobrevivencia de todos, por eso como medidas urgentes exigimos al
Estado:
1) Organizar comités interinstitucionales de abastecimiento gratuito popular, de almacenamiento y distribución de alimentos y material de higiene adecuado, entre el campo y ciudad.
2) Presupuesto extraordinario para salud, cubriendo todos los requerimientos para salvar la vida humana, centralizando en el Estado el sistema público y privado de salud, con todas sus instalaciones y equipamientos.
3) Seguro social y de vida a los médicos y trabajadores en salud quienes estarán en primera línea contra la enfermedad.
4) Declarar pausa financiera y bancaria que implique interés de cero por ciento, el no pago de amortizaciones ni ejecución de sanciones por mora mientras dure la cuarentena declarada por el gobierno.
5) Establecer que no se paguen alquileres de viviendas y pequeños negocios en todo el país durante el tiempo que se declare la emergencia, garantizando que no existirán cobros acumulados posteriores de este periodo cuando se restablezca la normalidad.
6) Se habiliten espacios de acogida para todos aquellos migrantes caídos en desgracia con sus familias y gente pobre sin hogar o en situación de calle.
7) El salario de los trabajadores no puede sufrir descuentos por los días y horas no trabajadas, mucho menos se puede tolerar despidos por la misma causa en el futuro, reducción del personal y/o reestructuración de los puestos de trabajo.
8) Garantizar la continuidad laboral y el pago de sueldos a las trabajadoras del hogar, aún en los niveles más restrictivos de la cuarentena.
9) Sostener a cuenta del Estado a las familias que ya perdieron sus trabajos y que hoy están en riesgo de empezar a vivir hambre y desprotección. Las raciones destinadas al desayuno escolar deben disponerse para paliar esta catástrofe en los sectores más vulnerables que generalmente viven en las zonas periféricas.
10) Durante los meses de emergencia los servicios básicos: energía eléctrica, agua, gas domiciliario e internet deben ser gratuitos y condonados por el Estado, cuidando que se mantenga un uso promedio en estos servicios para todos los usuarios.
EN UNIDAD, LOS SECTORES MAYORITARIOS DEMANDAMOS:
¡LA PROMULGACIÓN DE ESTAS MEDIDAS COMO LEY DE EMERGENCIA DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA!
POR FAVOR, LEANLO, DIFUNDANLO O PUBLIQUENLO
Hermano, me gusta que criticas y HACES PROPUESTAS. Nosotros no podemos aguantar estas medidas. Vivimos de día a día. No sé, pero ¡tenemos que salir a las calles!