The New York Times: El análisis de la OEA sobre las elecciones ‘era deficiente’

Un estudio independiente que utilizó datos encargados por el diario estadounidense estableció que los métodos del organismo multilateral no eran correctos y no hay evidencia estadística del “fraude”. Antes, el The Washington Post había presentado una conclusión similar.

En un reportaje que analizó los resultados de las elecciones de octubre de 2019 anuladas en Bolivia, el diario estadounidense The New York Times descubrió que el estudio con el que la OEA desahució los comicios y sugirió anularlos “era deficiente”. Antes, otro estudio había considerado “profundamente defectuosas” las conclusiones del trabajo del organismo.

“Examinamos detenidamente la evidencia estadística de la OEA y hallamos problemas con sus métodos”, dijo Francisco Rodríguez, un economista que enseña estudios latinoamericanos en la Universidad de Tulane, según cita el periódico.

“Una vez que corregimos esos problemas, los resultados de la OEA desaparecen, sin dejar evidencia estadística de fraude”, insistió el especialista.

Además de Rodríguez, participaron del análisis del The New York Times Nicolás Idrobo, estudiante de doctorado de la Universidad de Pensilvania, y Dorothy Kronick, especialista de política latinoamericana de la Universidad de Pennsylvania.

Datos “incorrectos”

Según el diario, dichos investigadores independientes, que trabajaron sobre los datos “obtenidos por el The New York Times de las autoridades de Bolivia”, descubrieron que el análisis de la Organización de Estados Americanos (OEA) “era deficiente”.

Bajo el título de «Una elección amarga. Acusaciones de fraude. Y, ahora, una reconsideración» y la firma de Anatoly Kurmanaev y la boliviana Maria Silvia Trigo, The New York Times informó que los investigadores hallaron “que la conclusión de que los votos a favor de Evo Morales aumentaron inexplicablemente una vez que el conteo se reanudó estuvo basada en datos incorrectos y técnicas estadísticas inapropiadas”.

El estudio independiente al que alude el diario es de Social Science Research Network  (SSRN), una entidad científica dedicada a investigaciones sobre ciencias sociales y de humanidades.

En el resumen sobre la investigación, que fue redactado este domingo 7 de junio, se encuentran estas conclusiones relativas a la “evidencia cuantitativa”:

a)            Un salto aparente en la participación del voto del titular era en realidad un artefacto del error de los analistas; b) el análisis de la variación dentro del recinto ignoraba por error una fuerte tendencia secular; y c) aparecen patrones casi idénticos en los datos de la elección anterior, que no fue impugnada.

“En resumen, examinamos los patrones que los observadores consideraron ‘inexplicables’, y encontramos que podemos explicarlos sin invocar fraude”, dice SSRN.

El acápite considera: “Las tendencias sorprendentes en los votos contados tarde pueden provocar conflictos. En Bolivia, los observadores electorales recientemente hicieron sonar las alarmas sobre las tendencias en los votos tardíos, con dramáticas consecuencias política”.

Otro estudio

El 2 de marzo, el también diario estadounidense The Washintong Post publicó un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que estableció que “no encontró ninguna razón para sospechar fraude” en las elecciones del año pasado.

El análisis fue firmado por los investigadores John Curiel y Jack R. Williams y desahuciado luego por el gobierno de Áñez.

El documento consideró que las conclusiones de la OEA fueron “profundamente defectuosas”. “Es muy probable que Morales haya ganado el margen de 10 puntos porcentuales requerido para ganar en la primera ronda de la elección el 20 de octubre de 2019”, concluyó.

Consecuencias

A menos días del plazo de 12 que se impuso para su informe, la OEA consideró que en el cómputo electoral aprobado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) fueron detectadas  «manipulaciones al sistema informático» de «tal magnitud», que no le permiten validar los resultados de las elecciones que, no obstante, ganó Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS).

El informe preliminar evacuado horas antes de la renuncia del mandatario, el 10 de noviembre de 2019, instaló en la opinión pública, el sistema político nacional y el concierto internacional la tesis de “fraude electoral”, como repitió después el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, en una sesión de la Asamblea General.

Por eso «nos cabe manifestar que la primera ronda de las elecciones celebrada el 20 de octubre pasado debe ser anulada y el proceso electoral debe comenzar nuevamente, efectuándose la primera ronda tan pronto existan nuevas condiciones que den nuevas garantías para su celebración, entre ellas una nueva composición del órgano electoral», sugirió el funcionario a través de un comunicado del 10 de noviembre.

“Ipso facto”

El 12 de noviembre, la entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Áñez, tomó la titularidad del órgano legislativo ante la renuncia previa de la presidenta, Adriana Salvatierra, y el primer vicepresidente, Rubén Medinaceli, además del presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda; todos eventuales sucesores.

La llegada al poder de la legisladora de oposición sucedió sin quorum ni la mayoría de los dos tercios del MAS, sino con un comunicado del Tribunal Constitucional que reseñó una situación de sucesión constitucional “ipso facto” a la que se acogió la actual mandataria.

Dos semanas después, en medio de protestas contra el cuestionado Gobierno, la Asamblea Legislativa, de mayoría del MAS, aprobó la convocatoria a nuevas elecciones, con la que anuló de paso los comicios del 20 de octubre.

El 4 de diciembre de 2019, más de un mes después del plazo inicial comprometido al entonces gobierno de Morales, que había planteado dicha auditoría, la OEA presentó su informe final sobre las elecciones anuladas.

“Las manipulaciones e irregularidades señaladas no permiten tener certeza sobre el margen de victoria del candidato Morales sobre el candidato (Carlos) Mesa. Por el contrario, a partir de la abrumadora evidencia encontrada, lo que sí es posible afirmar es que ha habido una serie de operaciones dolosas encaminadas a alterar la voluntad expresada en las urnas”, señaló el organismo en una de sus primeras conclusiones.

“El equipo auditor ha detectado una manipulación dolosa de los comicios en dos planos. A nivel de las actas, a partir de la alteración de las mismas y la falsificación de las firmas de los jurados de mesas. A nivel del procesamiento de los resultados, a partir del re direccionamiento del flujo de datos a dos servidores ocultos y no controlados por personal del TSE, haciendo posible la manipulación de datos y la suplantación de actas”, continuó.

El 25 de octubre, el TSE anunció los resultados de las elecciones posteriormente frustradas: Morales, del MAS, obtuvo el 47,08% de los votos y Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), 36,51%. Con estos datos, el MAS pudo eludir la segunda vuelta.

Fuente: POR RUBÉN ATAHUICHI en La Razón, 7/6/2020

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